Por Luis Martin Gómez
La profe leyó la pregunta que ya había escrito en el pizarrón: ¿Cuál es el color de la Navidad?
-Esa es la tarea
para el miércoles; pueden presentarla a través de un texto, un dibujo o una
manualidad, dijo, y sonrió con alegría de diciembre.
El color de la
Navidad, ¡qué pregunta la de la profe! ¿Acaso tiene la Navidad un color en
especial?, me pregunté.
Era lunes de
nochebuena y pensé aprovechar la reunión familiar de la cena para preguntar a
cada quien cuál creía que era el color de la Navidad, y luego sacar mis propias
conclusiones.
Los fuegos
artificiales tendían una cortina multicolor sobre la terraza donde cenábamos
cuando me atreví a preguntar a mi papá cuál era el color de la Navidad.
-¿El color de la
Navidad? ¿Y qué pregunta es esa?
-Es la tarea de
la escuela.
-No sabía que la Navidad tenía un color, pero ya que lo preguntas, creo que
la Navidad es como el metal, gris.
Sé que mi papá
respondió de esa forma porque trabaja en una industria metalúrgica.
Mi tío, quien es
dueño de una lavandería, opinó que la Navidad es de color azul, como la
pastilla de ese color, llamada ‘azul bolita’, que él usa en su negocio para
resaltar los colores de la ropa.
Verde, dijo mi
tía que era el color de la Navidad; “verde como las plantas de mi vivero”,
expresó inspirada.
Roja, señaló mi
hermano, muy enamorado de su novia, quien coincidió con él indicando que la
Navidad es púrpura, como el amor. Blanca, dijo mi
madrina mientras se acomodaba con las manos su pelo de algodón; negra, dijo mi
padrino, quien es daltónico de nacimiento y sólo puede ver los colores blanco y
negro; rosada, balbuceó mi hermanita más pequeña, mostrándome el vestido rosado
de la muñeca que acunaba con gesto de madre experta.
Después de
escuchar todas estas opiniones, me sentí confundido. Por fin, ¿de qué color era
la Navidad? ¿Gris, azul, verde, roja, blanca, negra o rosada? Le expresé mi
preocupación a mi madre, quien hasta ese momento no había dicho nada.
-No te aflijas,
mi hija, sé quién puede ayudarte; hace muchos, muchos años, cuando era niña
como tú, me pusieron una tarea similar a la que tienes ahora, ¿y a qué no sabes
quién me ayudó a realizarla?
-¿Quién?, le
pregunté.
-Pues Colorín
colorado
-¿Colorín
colorado? ¿Y no es esa la frase con la que se terminan los cuentos? “Colorín
colorado, este cuento se ha acabado”.
-Así es, Colorín
colorado fue quien la inventó para indicar el final de los cuentos, porque es
él es un experto cuentacuentos.
-Pero yo no sabía
que él era un personaje real.
-Bueno, tanto
como real no, hay que tener imaginación o corazón de niño para poder verlo y
hablar con él.
-¿Y crees que me
quiera ayudar con mi tarea?
-Por supuesto que
sí, y más si se trata de un tema tan hermoso como el de la Navidad.
-¿Cuándo podremos
verlo?
-Desde que terminemos
la cena de Nochebuena y nuestros invitados se hayan ido, me prometió, haciendo
un guiño cómplice.
Y así fue. Desde
que despedimos a mi madrina, quien no quería marcharse porque insistía en
contar otra vez la historia de cuando conoció la nieve, mi madre me llevó hasta
un viejo baúl que estaba oculto en su ropero. La tapa del baúl rechinó como si
se desperezara después de un largo sueño. Dentro, pude ver viejas ediciones de
cuentos como Las mil y una noche, Caperucita roja, La cenicienta, El sastrecillo
valiente, El gato con botas, Alicia en el país de las maravillas, Pulgarcito, Cuentos de la nana Lupe y muchos otros. Noté que un reflejo dorado resaltaba
los títulos de los libros, y quizás fuera mi imaginación, pero creí ver
estrellitas plateadas volando sobre las letras. De repente, los libros se
abrieron al mismo tiempo en la última página, un remolino luminoso tiñó el interior
del baúl con todos los colores y las palabras se convirtieron en pinceles que
dibujaron un simpático personaje que vestía un traje de rayas, parecido a un
arco iris.
-Hola, soy
Colorín colorado, el cuentacuentos que despide todas las historias, dijo
emitiendo destellos lilas y amarillos.
-Mucho gusto,
respondí, necesito saber cuál es el color de la Navidad.
-¡Ah!, la tarea de
la escuela, dijo.
-¿Cómo lo supo?,
le pregunté sorprendida.
-Hace muchos,
muchos años, una niña parecida a ti me hizo una pregunta parecida, respondió él
mirando con nostalgia a mi madre.
-Entonces, ¿puedes
ayudarme con esto?
-Claro, como soy
quien cierra los cuentos, o sea, que estoy al final de los libros, conozco
todos los contenidos, incluyendo el del color de la Navidad. Sólo confía en mí,
llévame a la escuela, y te prometo una respuesta que maravillará a tu profesora
y a tus compañeros.
El martes fue día
de fiesta por Navidad, y el miércoles regresamos a clase para presentar la
tarea asignada por la profesora: ¿cuál es el color de la Navidad?
Mis compareños de
aula presentaron sus trabajos con poesía, pequeñas obras de teatro, disfraces
de Santa Claus y los Reyes Magos, y escenificaciones del nacimiento de Jesús.
Yo, por supuesto, llevé el viejo baúl de mi madre, el cual trasladé a la
escuela con ayuda de mi padre y mi hermano.
Cuando me tocó el
turno de presentar, simplemente abrí el baúl. Al principio, algunos de los
estudiantes rieron, porque no comprendían lo que yo estaba haciendo. Sentí que
hasta la profe dudó un momento de mi trabajo. Entonces un arco iris, acaso el
más hermoso que se haya formado, cruzó de un extremo a otro del aula. Los
colores vibraron produciendo una voz que expresó este mensaje:
“La Navidad no
tiene un solo color sino todos, porque el día que nació Jesús el mundo comenzó
de nuevo. La Navidad es verde para el que tiene esperanza, roja para el que
siente amor, blanca para el que mantiene las ilusiones, azul para el que sueña,
negra para el que explora la profundidad del misterio. La Navidad es una fiesta
de colores que nace de la mezcla de los más puros sentimientos, esos que cuando
se expresan con sinceridad, abren el camino a un mundo mejor”.
La fascinación
por los colores y el hermoso mensaje no me permitieron volver a ver al personaje
que me
Colorín colorado,
este cuento se ha acabado.
Luis Martin Gómez: El Hombre Grama y otros cuentos verdes y pintones, Mar de tinta, Santo Domingo, 2010.
*Ilustraciones del niño Jean Hamlet René Burgos, ganador del concurso Pinta un cuento de Navidad, organizado por la revista infantil Tinmarín, del periódico HOY.
10 comentarios:
Salud.
Por las maestras que siguen preguntando por el color de la navidad.
Por vos que lo contás con esa generosidad.
Por Colorin, , adorable mentiroso que nos regala un poco de paz para poner la cabeza en la almohada.
Tal vez la navidad tenga el mismo color de la piel de Dios. Pero no lo repitas.
La pregunta es lo que importa porque es una forma de cantar la vida.
Y en este caso como dice Benedetti :" Ni Colorin ni Colorado, el canto no se ha acabado".
Salud y un abrazo fraterno.
Alvaro.
Gran abrazo para ti y los tuyos, querido hermano
Hermoso cuento, Luis Martín. Felices fiestas.
Y felicidades por su pronta "abuelitud".
Espero verte pronto.
Abrazos.
Gracias, querida Argénida. Feliz año para ti y tu hermosa familia. Veámonos cuanto antes porque solo me quedan tres meses de cordura. Abrazos, Luis Martin
Querido Luis Martin, qué hermoso regalo de reyes!, porque, aunque la navidad concluye en enero 11, (lo acabo de aprender de mi amiga teóloga Maritza Estrella) creemos que la navidad termina el 25 de diciembre y es cuando comienza... no obstante, ya estamos en vias de organizar lo del nuevo año, etc. Qué alma más pura se puede evidenciar en tus letras... este cuento me ha brindado nuevas esperanzas, que es lo que todos y todas necesitamos en estos dias.. GRACIAS Y FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO ANO NUEVO para ti y tu bella familia.
Hermosa muestra de la magia. Felicidades!
Muchas gracias, Eli. Eres muy generosa conmigo y mis textos. Recibe un gran abrazo y mis mejores deseos de paz y salud para ti y los tuyos. Luis Martin
Muchas gracias, Jael. Salud y poesia. Luis Martin
Me encantó leerle! Gracias por compartir este hermoso cuento!
Gracias a tí, Marisa. Atentos saludos, Luis Martin
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