sábado, 23 de abril de 2016

Comentario de Rubén González sobre Memoria de la Sangre

Cercanas lejanías 

Comentario a “Historia de la sangre”. Cuentos de Luis Martín Gómez- República Dominicana. Letras de Chile, 21 de abril de 2016
Por Rubén González Lefno.
Una de las persistentes tendencias en la literatura latinoamericana lo constituye el desconocimiento de la producción literaria existente entre sus diversos países, salvo publicaciones y nombres canónicos o respaldados por estrategias comerciales.
El libro que esta vez comentamos se relaciona precisamente en dicha situación, esta vez en torno a la narrativa dominicana de la cual desconocemos parte importante (y mayoritaria) de su producción.
“Historia de la  sangre” (Santo Domingo 2008), del autor Luis Martín Gómez, recoge 11 cuentos (micro relatos algunos de ellos), ambientados en el periodo del gobierno de Joaquín Balaguer (1966 y 1978).
En este corpus de cuentos de comienzo a fin se respiran temores, crímenes y conductas propias de un mundo degradado y aplastante, por cuyas páginas desfilan personajes abyectos y martirizados: victimarios y víctimas. Poder y abusos constituyen las claves para resumir el carácter de las narraciones.
Estas temáticas resultan de larga data en la literatura hispanoamericana, generada en países y períodos diversos. En este sentido comprobamos que Luis Martín Gómez se desplaza con soltura en el mundo representado, haciendo gala de un estilo claro y ameno, donde el ritmo narrativo es manejado en directa relación con las necesidades que cada una de las historias lo exige.
Podemos afirmar que se trata de narraciones sin pretensiones mayores que –seguramente por eso mismo- alcanza solidez en una estética que se nutre del dolor y del horror, características reconocibles también en diversos autores chilenos.
En el libro se redacta una especie de acta de las condiciones que han debido enfrentar hombres, mujeres, niños y adultos de nuestros pueblos, cada vez que sus dictaduras dominan la vida de cada uno de ellos, con la secuela de crímenes y coacción que perfila conductas, destruye valores y somete la vida pública y privada de los dominados.
De esta forma, Luis Martín Gómez  conduce al lector por una suerte de feria/laberinto donde lo artero y el desprecio por la vida establecen lo perplejo y sobrecogedor.
Cuando el poder ostenta su omnipresencia hará de los hombres sujetos de omniaberraciones, parece decirnos el autor, cuestión que subraya una viga maestra de la infamia de la historia caribeña, sudamericana y de toda la humanidad, y que diversos autores como el de estos relatos han logrado retratar. 
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