Por Luis Martin Gómez
Crítico de cine, cuentista y novelista. Ganador en dos ocasiones del Premio Nacional de Cuento por los libros Marcado por el mar y Ciudad en sombras: Casos del capitán Cardona.
Mentiría si me atribuyo el descubrimiento de la estrecha relación entre los cuentos de Armando Almánzar y el cine. Ya la han advertido el intelectual Alberto Perdomo Cisneros en el prólogo de Límite, el primer libro de Armando; el cuentista, dramaturgo y crítico de cine Arturo Rodríguez Fernández en las palabras de presentación de Infancia feliz, el segundo libro; y el cuentista y ensayista José Alcántara Almánzar en su inmejorable introducción a Cuentos en cortometraje, el cuarto libro, si no cuento mal.
Bastaría mencionar, para dar ejemplo de esa asociación, el celebérrimo cuento El gato, un montaje en paralelo que recuerda una escena de Viridiana, la provocadora película del genial director de cine español Luis Buñuel; Pompa, prácticamente un guión al que sólo hay que hacerle anotaciones técnicas al margen y filmarlo; Un juego para matar el tiempo, homenaje al maestro del suspense Alfred Hithcock y a una de sus obras maestras: Ventana indiscreta; Vengan a ver, excelente retrato del populismo político que seguimos padeciendo, lamentablemente ignorado como tema por cineastas empeñados en rodar comedias insípidas; Confusión, cuento que me he atrevido adaptar al cine y que alguna vez rodaré, cuando tenga fuerza de voluntad, dinero y el rilís de Armando; Militar: variaciones sobre un mismo tema, cuya puesta en escena costaría apenas unos miles de dólares; y por supuesto, el conjunto de cuentos de Ciudad en sombras: Casos del capitán Cardona, que da para una formidable miniserie sobre este detective errático y libidinoso.
Bastaría mencionar, para dar ejemplo de esa asociación, el celebérrimo cuento El gato, un montaje en paralelo que recuerda una escena de Viridiana, la provocadora película del genial director de cine español Luis Buñuel; Pompa, prácticamente un guión al que sólo hay que hacerle anotaciones técnicas al margen y filmarlo; Un juego para matar el tiempo, homenaje al maestro del suspense Alfred Hithcock y a una de sus obras maestras: Ventana indiscreta; Vengan a ver, excelente retrato del populismo político que seguimos padeciendo, lamentablemente ignorado como tema por cineastas empeñados en rodar comedias insípidas; Confusión, cuento que me he atrevido adaptar al cine y que alguna vez rodaré, cuando tenga fuerza de voluntad, dinero y el rilís de Armando; Militar: variaciones sobre un mismo tema, cuya puesta en escena costaría apenas unos miles de dólares; y por supuesto, el conjunto de cuentos de Ciudad en sombras: Casos del capitán Cardona, que da para una formidable miniserie sobre este detective errático y libidinoso.
LMG ¿Cómo se te ocurrió Cardona?
AA Cuando terminé el libro Cuentos en cortometraje, integrado por piezas que están relacionadas con títulos de películas, me propuse seguir escribiendo cuentos que giraran en torno a un tema común o que estuvieran protagonizados por un mismo personaje. Así surgió Concerto Grosso, cuyos cuentos llevan títulos de obras musicales o están asociados a formas de este arte; y Ciudad en sombras, el universo en el que actúa el capitán Cardona, detective al servicio de la fiscalía.
AA Cuando terminé el libro Cuentos en cortometraje, integrado por piezas que están relacionadas con títulos de películas, me propuse seguir escribiendo cuentos que giraran en torno a un tema común o que estuvieran protagonizados por un mismo personaje. Así surgió Concerto Grosso, cuyos cuentos llevan títulos de obras musicales o están asociados a formas de este arte; y Ciudad en sombras, el universo en el que actúa el capitán Cardona, detective al servicio de la fiscalía.
Pese a ser un policía dominicano que investiga crímenes en la ciudad de Santo Domingo, Cardona tiene hábitos que no suelen asociarse a los miembros de nuestra fuerza del orden. El personaje de Armando bebe Martini y escucha música clásica y jazz. ¿No se divorcia de la tipología del detective criollo?
“Puede ser pero no me importa, porque lo que yo pretendí con estos cuentos fue ejemplificar, a través de Cardona y sus colaboradores, la corrupción que afecta nuestra sociedad, una corrupción tan pronunciada que en ocasiones obligó a Cardona a abandonar su investigación por la imposibilidad de traspasar los límites que impone el poder”.
“Puede ser pero no me importa, porque lo que yo pretendí con estos cuentos fue ejemplificar, a través de Cardona y sus colaboradores, la corrupción que afecta nuestra sociedad, una corrupción tan pronunciada que en ocasiones obligó a Cardona a abandonar su investigación por la imposibilidad de traspasar los límites que impone el poder”.
Alter ego
Además de beber martinis, como Armando; de escuchar Mozart, Vivaldi y Charlie Parker, como Armando; el capitán Cardona tiene sueños eróticos con las mujeres asesinadas y flirtea con las viudas de las víctimas, como es seguro que le gustaría hacer a Armando.
Además de beber martinis, como Armando; de escuchar Mozart, Vivaldi y Charlie Parker, como Armando; el capitán Cardona tiene sueños eróticos con las mujeres asesinadas y flirtea con las viudas de las víctimas, como es seguro que le gustaría hacer a Armando.
LMG ¿No crees que Cardona y tú tienen mucho en común?
AA Reconozco que nos parecemos en muchas cosas, pero él tiene más libertades, es soltero.
Cardona y sus singulares colaboradores nos recuerda necesariamente a los dos detectives literarios de referencia universal: Sherlock Holmes y John H.Watson, de Sir Arthur Conan Doyle. “Creo que como escritores estamos influenciados por todas las obras que hemos leído; no lo podemos evitar”.
AA Reconozco que nos parecemos en muchas cosas, pero él tiene más libertades, es soltero.
Cardona y sus singulares colaboradores nos recuerda necesariamente a los dos detectives literarios de referencia universal: Sherlock Holmes y John H.Watson, de Sir Arthur Conan Doyle. “Creo que como escritores estamos influenciados por todas las obras que hemos leído; no lo podemos evitar”.
LMG Como su padre creador, ¿puedes decirnos cómo es Cardona?
AA Es un mulato de contextura fuerte, ni feo ni bonito, parecido a los detectives de la novela negra, que están un poco desilusionados de la vida, sin metas fijas y siempre al borde del fracaso. Aunque creo que si Cardona fuera corrupto tendría éxito.
AA Es un mulato de contextura fuerte, ni feo ni bonito, parecido a los detectives de la novela negra, que están un poco desilusionados de la vida, sin metas fijas y siempre al borde del fracaso. Aunque creo que si Cardona fuera corrupto tendría éxito.
Una miniserie
Con muchos de los cuentos de Armando Almánzar uno puede ver ir “viendo” un cortometraje mientras los va leyendo, característica comprensible en un crítico de cine que es cuentista o de un narrador que es un cinéfilo empedernido. Los cuentos que componen Ciudad en sombras no son excepción, con la ventaja de que, al estar protagonizados por un mismo personaje, sirven perfectamente para una miniserie, a la manera de CSI o Morse.
“Ojalá que alguien se interesara en hacerla, y ya que he matado a Cardona al final de este libro, he escrito una ‘precuela’ con los orígenes del personaje y su proceso de formación”.
Armando dice esto y se queda imaginando el rodaje. Ahora se va transfigurado. Ante mis ojos, este señor aguileño de rostro y destemplado de cuerpo, retrato impresionista de Alonso Quijano antes del cortocircuito cerebral, se convierte en el bien parecido Franco Nero salvando a María en la película Django; o en el obstinado Clint Eastwood atajando con su propio cuerpo la bala magnicida de En la línea de fuego; o en el Woody Allen neurótico y deliciosamente pervertido de Maridos y Esposas; o en el Peter Seller encarnando al despistado inspector Closeau en El regreso de la pantera rosa.
Estamos en La Cafetera y llueve. Mientras camina hacia la equis ciento dos, donde se reúne a la hora señalada con sus oyentes de la radio, Armando imagina que tiene un sombrero, una capa amarilla y un paraguas, y avanza por calle El Conde Cantando bajo la lluvia al mejor estilo de Gene Kelly.
Con muchos de los cuentos de Armando Almánzar uno puede ver ir “viendo” un cortometraje mientras los va leyendo, característica comprensible en un crítico de cine que es cuentista o de un narrador que es un cinéfilo empedernido. Los cuentos que componen Ciudad en sombras no son excepción, con la ventaja de que, al estar protagonizados por un mismo personaje, sirven perfectamente para una miniserie, a la manera de CSI o Morse.
“Ojalá que alguien se interesara en hacerla, y ya que he matado a Cardona al final de este libro, he escrito una ‘precuela’ con los orígenes del personaje y su proceso de formación”.
Armando dice esto y se queda imaginando el rodaje. Ahora se va transfigurado. Ante mis ojos, este señor aguileño de rostro y destemplado de cuerpo, retrato impresionista de Alonso Quijano antes del cortocircuito cerebral, se convierte en el bien parecido Franco Nero salvando a María en la película Django; o en el obstinado Clint Eastwood atajando con su propio cuerpo la bala magnicida de En la línea de fuego; o en el Woody Allen neurótico y deliciosamente pervertido de Maridos y Esposas; o en el Peter Seller encarnando al despistado inspector Closeau en El regreso de la pantera rosa.
Estamos en La Cafetera y llueve. Mientras camina hacia la equis ciento dos, donde se reúne a la hora señalada con sus oyentes de la radio, Armando imagina que tiene un sombrero, una capa amarilla y un paraguas, y avanza por calle El Conde Cantando bajo la lluvia al mejor estilo de Gene Kelly.
El autor es periodista y escritor
Entrevista disponible en www.youtube.com/yolayelou
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