sábado, 17 de noviembre de 2012

Jochy Herrera: “El cuerpo ideal reúne pasión y bondad”


Médico y escritor dominicano residente en Estados Unidos, autor de los libros de ensayos Extrasístoles, Seducir los sentidos y Cuerpo (accidente y geografía).



Por Luis Martin Gómez


Cuando Jochy Herrera te dedica su libro con la frase “de todo corazón”, no está usando un cliché típico de los escritores, sino expresándote uno de los sentimientos que mejor conoce. Es cardiólogo. Y de los buenos, de esos que asumen su oficio como un compromiso con la salud y con la ciencia.

Pero también es ensayista exquisito que aborda los más variados temas con una hondura de pensamiento y una claridad expositiva que hacen que uno disfrute sin complicaciones este género por lo común intrincado y muchas veces árido, escaso de amenidad.

Aprecié esa cualidad suya de erudito divertido, de sabio salsozo, en su primer libro de ensayos: Extrasístoles (y otros accidentes), y ahora la confirmo en esta nueva obra: Cuerpo (accidente y geografía), composición coral donde suenan con similar intensidad materia y espíritu, lengua e imagen, fe y duda, deseo y sufrimiento, testimonio y sueño. El cuerpo, no obstante, es el protagonista indiscutible de estas cavilaciones.

LMG Por que habrá elegido el alma un habitáculo tan débil y relativamente asqueroso como el cuerpo, lleno de viscosidades, fluidos y flatulencias desagradables?

JH Un pensador francés se cuestiona eso mismo y se pregunta cómo puede ser el cuerpo hogar del alma pensante y al mismo tiempo su cementerio. Pienso que llegará un momento de la evolución en que todo estará bien, todo será perfecto, todo será justo. La evolución irá moldeando el cuerpo hasta el punto en que no nos hagamos daño unos a otros. No creo que sea rechazable esa parte natural del cuerpo, lo fétido, lo flatulento. Uno se cuestiona cómo una cosa tan animal como el cuerpo pueda ser portador de un ser humano. La respuesta es que porta el alma, el espíritu, que es lo engrandecedor.

Pero el cuerpo no solo sobrelleva la gran responsabilidad de acoger el alma, don divino o reacción química cerebral, según se mire, sino que además debe soportar, pese a su vulnerabilidad, una compleja conjunción de funciones: biológica, intelectual, espiritual, científica. Jochy Herrera sugiere cómo manejar esta multiplicidad de asuntos sin poner en riesgo nuestra integridad: “El doctor Herrera te daría la receta más fácil, que podemos encontrar en un libro o ver en televisión, que es cuidarse, hacer ejercicio, comer bien. Jochy, el escritor, te diría que si logramos combinar la pasión que nos mueve con justicia y un poquito de bondad, creo que lograríamos el cuerpo ideal. Ese era, básicamente, el sueño de los helénicos. Creo que cuando logremos combinar esa parte médica, de salubridad, con esa otra parte más ontológica del ser humano, como individuo pensante, tolerante, muchas cosas cambiarán”.

La paradoja es que la ciencia, que en muchos casos se manifiesta deshumanizada, símil de un taller de recambio, cada vez más está convirtiendo al cuerpo en algo sustituible, innecesario incluso para la maternidad, ese momento singular de la evolución.

JH Indudablemente, los cuerpos reguladores del ejercicio social deberían estar alarmados con el poder de la ciencia. Es muy difícil para el cuerpo como entidad individual controlar eso porque es un reflejo del entorno social. Por otro lado, me pongo al lado de los que no tienen la fortuna de la maternidad y pienso que tienen el derecho de aprovechar los avances científicos que la permiten. Pero lo importante es saber en qué momento detener esto, porque así como se han hecho bombas atómicas para propósitos destructivos, también se ha utilizado la energía nuclear con fines positivos.

Desnudez y tortura

En su doble ejercicio de científico y humanista, Jochy Herrera cuestiona el sentido ético de la cirugía plástica, señalando que en la mayoría de los casos los cambios al cuerpo no parten de una decisión de la persona sino de la imposición de un patrón de belleza que responde a criterios mercadológicos. “Es lo que yo llamo la ética de la estética plástica. Se ha conformado toda una ética, que es casi un ethos, de lo que debe ser hermoso, que se está imponiendo desde la televisión y el internet, y gracias a los cirujanos estéticos, cualquiera que pueda pagar puede cambiar lo que quiera de su cuerpo. No estoy en contra del derecho a mejorar la imagen sino a la imposición de un modelo de belleza”.

El autor también explora la desnudez, esa delicia para los sentidos condenada en el génesis, rescatada en el renacimiento, mal vista durante la época victoriana y que ahora se expresa, según Herrera, a través de la pornografía.

JH Pornografía, en el sentido de abaratar la imagen y hacerla pública. No estoy hablando de pornografía en el sentido sexual sino en relación al abuso y sobreexposición del cuerpo. La electrónica se ha apoderado de nuestras relaciones sentimentales. En nuestra época nos enamorábamos haciendo esquina. Hoy se envía un mensaje de texto o se usa el facebook. Y no estoy en contra de la tecnología pero temo que esa parte humana de nosotros va a desaparecer. Hoy día la preeminencia del desnudo se debe al mercado, a la tiranía de la imagen.

Yéndose al lado opuesto, Herrera analiza la tortura al cuerpo y sus consecuencias. Lo hace partiendo de los grabados del artista colombiano Fernando Botero sobre las torturas a prisioneros en Abu Ghraib, destacando tanto la atrocidad del hecho como la contradicción de que quien lo comete es la Nación que más presume de su respeto a los derechos humanos.

JH Durante esa era nefasta que fue el gobierno del clan Bush, Cheney, Rumsfeld y Rice, la tortura llegó a tener una importancia tal que se convirtió en tema de debate, en el que esas personalidades intentaron justificar la tortura, e incluso trataron de cambiar su definición. Por ejemplo, el ahogamiento o waterboarding se consideró como una “técnica de investigación”, no como un método de tortura. La paradoja es esa, la doble moral, la hipocresía de que ese sector, que en un momento se consideraba abanderado de la justicia dada por Dios, cometió las injusticias más atroces.

El autor es periodista y escritor

No hay comentarios: