Poeta y narradora,
Premio Nacional de Poesía 2011, autora del libro de cuento A los delincuentes
hay
que matarlos
Por
Luis Martin Gómez
Rosa
Silverio, nacida en Santiago y residente en Madrid, tiene un acento
interesante, combinación de cibaeño original de Villa González y madrileño ecléctico
de Lavapiés, que hace que uno olvide por momentos sus ojos vivísimos y su risa
explosiva.
RS Me desdoblo; cuando estoy con españoles, hablo español de España, y
cuando estoy con dominicanos, hablo español dominicano; de todos modos, no veo
mal dejarse impregnar por otra cultura, uno se enriquece.
Por suerte,
esa traslación vocal en Rosa no pasa de ser una anécdota, triste, si se quiere,
porque pone en evidencia el escaso orgullo que sentimos por uno de los aspectos
de nuestra identidad. Lo importante, sin dudas, es su obra, su poesía, que ya
ha merecido el máximo galardón que se otorga al género en República Dominicana,
y su narrativa, que ahora se muestra reunida por primera vez en A los delincuentes hay que matarlos,
colección de trece cuentos editada por Punto de lectura y refrendada por la
escritora española Rosa Montero y el crítico literario italiano Danilo Manera.
RS La gente cree que pasé de la poesía al cuento, pero sucedió al revés;
en Santiago me di a conocer como narradora, de hecho, algunos de mis textos
fueron premiados en certámenes regionales, y fue luego que escribí poesía, género
que me apasiona, que me absorbe, y al que he dedicado mucho tiempo; pero nunca
he abandonado el cuento, así que entre un libro de poesía y otro, he escrito
cuentos que ahora he agrupado en este libro, en base a la similitud de algunos
elementos.
Danilo
Manera resume perfectamente las características de estos textos cuando afirma
que “para Rosa Silverio, las cosas no son casi nunca como aparentan. Amores
implacables y frágiles, enardecidamente desleales e impulsivos, horadan estos
cuentos que desorientan y desasosiegan al lector y acaban atrapándolo como el
más agrio de los besos”.
Impresionan
particularmente los finales, sorpresivos, inesperados, pese a que en algunos de
los cuentos, como en La viuda negra o
en Hiedra venenosa, encajan forzadamente
o les falta sutileza. El efecto sorpresa, imposible de prever en piezas como La mano que me toca en la noche o en La canción
rota, se va perdiendo en una lectura de conjunto, por la reiteración del
recurso y porque el lector, alerta para detectar el calco, logra anticiparlo.
Políticamente incorrecta
Además de los
cierres insospechados, que condicionan la estrategia de construcción de los
textos, según admite la autora al suscribir este aspecto clásico de la teoría
del género, sobresalen en los cuentos de Rosa Silverio los temas que abordan:
la homosexualidad, el lesbianismo, el incesto, la criminalidad, la infidelidad;
en cuyo tratamiento ella evita la provocación que procura lectoría a partir del
morbo pero también la moralina hipócrita que busca reflejar lo políticamente
correcto.
RS Soy una persona que escribe sin
miedo, sin ningún tipo de pudor, sin reservas; no tengo prurito para abordar un
tema, y además, me gusta trabajar esos temas porque me resultan interesantes.
Respeto la opinión de cada quien sobre estos asuntos y sólo espero que en
nuestro país sean bien recibidos, porque están presentes en nuestro diario
vivir, bajo las sábanas.
En sus
cuentos, Rosa no juzga ni toma partido; solo deja que sus personajes vivan estas
experiencias aún no convencionales, cuidando la unidireccionalidad de la acción
y un espacio cerrado sometido a la máxima intensidad posible. Ella sabe muy
bien que el cuento es ante todo forma, y que el tema, aunque importante, es
secundario; en todo caso, como sugirió Cortázar, el tema trae su propia forma.
Ella está consciente de que su libro no trascenderá necesariamente por el
arrojo de referirse a una sexualidad que todavía asombra sino por la
infalibilidad de la estructura sobre la que se levantó cada historia.
El estudio
de la teoría del género la ha ayudado a ir alcanzando este dominio técnico, y
por supuesto, la lectura de las obras de los grandes autores.
RS Me gustan Quiroga, Chejov, Bosch, Díaz Grullón, Cortázar, Borges,
Maupassant. No tengo un canon específico
ni sabría decirte cuáles autores me han marcado más, pero estudio mucho el género,
sabiendo que es muy difícil conseguir un buen cuento, porque es de corto
aliento y tiene que tener intensidad.
Confiesa
que de sus trece cuentos se queda con La
mano que me toca en la noche, por la técnica, y Hasta siempre, Brasil, por razones sentimentales. No mencionó el
que da título al libro, A los
delincuentes hay que matarlos, un cuento con tufillo costumbrista.
RS Ese cuento narra un intercambio de disparos con la policía y refleja la
situación de violencia y delincuencia que se vive en República Dominicana; tiene
un sabor muy dominicano, porque las protagonistas son dos mujeres inmigrantes,
campesinas que se trasladaron a Santo Domingo, y por eso esos diálogos en cibaeño
que yo conozco muy bien porque soy de Santiago.
Aunque
ahora le ha dado por hablar como una española.
El autor es periodista y escritor
Entrevista en video disponible en http://www.youtube.com/watch?v=2v6T0q6DmNc&list=UU4vT4tVlAkPGLbE80p9Mx2w&index=2&feature=plcp
Entrevista en video disponible en http://www.youtube.com/watch?v=2v6T0q6DmNc&list=UU4vT4tVlAkPGLbE80p9Mx2w&index=2&feature=plcp
1 comentario:
No he tenido oportunidad de leer el libro, así que no puedo decir nada sobre los cuentos, pero me parece que el enfoque en el acento de la autora --como si éste fuese símbolo de otra cosa-- es injusto. Los acentos no se derivan, por lo general, de un proceso deliberado, sino que se adquieren por una especie de osmosis y son parte intrínseca de la experiencia migratoria, con su mezcla de lenguas y cultura. Que Rosa Silverio refleje algo de su experiencia madrileña no me sorprende ni me parece importante para algún lector, a menos que estuviésemos hablando de audiolibro, teatro o discurso. Estoy de acuerdo en que la crítica literaria es importante y debe ser severa en ocasiones, pero el acento tiene poco que ver con orgullo y, a mi parecer, menos con el valor de un libro. Los dominicanos somos el resultado de muchas migraciones y tenemos que dejarnos de este tipo de complejos.
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