sábado, 4 de febrero de 2012

Josécarlos Nazario: “Me apasiona trabajar con el lenguaje”


Abogado, comunicador y escritor, autor del libro de cuento Carne cruda

Por Luis Martin Gómez

Josécarlos Nazario contradice esa apreciación cada vez más generalizada de que “la juventud está perdida”. Es abogado, comunicador, escritor, profesor universitario, ha publicado dos libros y ganado varios premios importantes, y apenas tiene veintitantos años. Podría extraviarse luego, pero ahora marcha por buen camino y a un ritmo envidiable.

Con tantos estudios realizados en tan corto tiempo, pudiera pensarse que Josécarlos ha estado consagrado a la academia, pero él, con sinceridad inusual entre los dominicanos, que solemos tener afición por la hipérbole curricular, se apresura a evitar el mito prematuro. “Fui un estudiante con inquietudes variadas, lo cual no me hacía necesariamente el más aplicado de la clase, y me atrevería a confesar que en ocasiones fui hasta irresponsable en ese aspecto”.

Le pasó lo que a muchos escritores, incluido quien escribe, que no encontró a tiempo su vocación, y en el tanteo, fue probando oficios, inducido por la tradición familiar o bien forzado por la conveniencia  económica. Al final, se impuso el corazón, que parece ser el lugar donde se aloja la vocación y donde es posible abonarla con la pasión y la obsesión que el raciocinio nunca llegará a comprender. “Me di cuenta que mi vocación era lo que hacía desde niño: escribir. Me apasiona trabajar con el lenguaje, construir cosas con palabras”.

Esa pasión le ha permitido escribir y publicar dos libros de cuento: Morada de locos, en 2008, y Carne cruda, que salió primero en Argentina, en 2010, y un año después en República Dominicana.

LMG La mayoría de los cuentos están fechados fuera del país, ¿operó en ti la nostalgia como un detonador de la inspiración?

JCN No creo que el lugar donde escriba me ayude especialmente a escribir, me ayuda más la disciplina, escribo todos los días, una hora en la madrugada; de hecho, lo de las fechas y lugares, lo hago de una manera desorganizada, pues puede que indique el lugar donde terminé un cuento o donde lo empecé o donde me surgió la idea, es decir, no se trata de un registro riguroso, a la manera de Juan Bosch o García Márquez, ni nada que tenga que ver con algo místico.

Josécarlos ha estudiado a los principales teóricos del cuento: Bosch, Cortázar, Poe, Anderson Imbert, Giardinelli…, y prefiere, aunque no garantiza un matrimonio estable, a Ricardo Piglia. “Suscribo su planteamiento de construir el cuento en base a dos historias, una oculta y otra en primer plano, una variación, si se quiere, de la teoría del iceberg de Hemingway”.

Tras una voz

A casi todo el que empieza a escribir (o a pintar o a componer) se le nota alguna huella del escritor (o del pintor o del compositor) al que admira. En los cuentos de Carne cruda no hay un rastro evidente, salvo y forzando las pesquisas, en el titulado Al otro lado, elaborado en base a esos dos planos patentados por Julio Cortázar y recreados hasta el infinito por un reguero de sus seguidores. Josécarlos admite, no obstante, muchas referencias, sobre todo del mundo anglosajón, como Truman Capote o Ernest Hemingway, y confiesa que quisiera parecerse deliberadamente a Guillermo Cabrera Infante, cubano que murió siendo inglés.

JCN Pero lo que dices me halaga porque uno trata de que no se noten nuestros padres literarios, de que no se vean los hilos de nuestros textos cuando aún estamos buscando una voz.

Con esa voz que esconde ecos o los disimula con habilidad de ventrílocuo, Josécarlos Nazario ha compuesto un libro de cuento que demuestra un manejo consciente del género, buen dominio de la técnica y gran creatividad en los temas y enfoques. Licey, campeón, por ejemplo, terrible y tenso, muy tenso.

JCN Roberto Bolaño habla de la violencia contenida como la potencia que debe caracterizar a un cuento, y eso busqué, que la violencia estuviera presente a lo largo de todo el texto sin explotar; pero ese cuento es también una declaración personal de guerra contra el beisbol, que para mí es una metáfora del modelo machista, abusivo, irracional, que afecta a la relación de pareja en República Dominicana y en muchos países de latinoamérica.

En el cuento En la laguna, Josécarlos nos presenta a una bestia que simboliza el abuso sexual; en Carne cruda, texto que da título al libro, nos transporta a la dictadura de Trujillo para contarnos un episodio de atropello que afecta a un viejo que se ha hecho vegetariano para huir del recuerdo insoportable  del olor a cadáveres quemados; y en Animus necandi nos hace observadores impotentes de una tragedia inevitable que ocurre a orillas del mar.

JCN Ese cuento, que me parece el mejor del conjunto, pudo más que yo; uno siempre trabaja con un plan, pero con Animus necandi hubo una fuerza oculta que me dominó.

Josécarlos aborda el tema político  con Al otro lado, en el que un río separa clases sociales e ideologías y en el destaca el bien logrado tono poético de la narración; y retoma el tema de la dictadura con Volver, homenaje al abuelo que participó en el tiranicidio del 30 de mayo. “Es el episodio de un personaje que sale de la cárcel y se siente asediado por su sensación de libertad, con un desenlace que recuerda la alegría de mi familia cuando mi abuelo regresó a la casa”.

Con Carne cruda, Josécarlos Nazario sabe que ha logrado un buen libro de cuentos pero no quiere regodearse demasiado en el logro. Sabe que el escritor debe ser, como me recomendó Iván García hace un buen tiempo, similar a la planta de la malamadre, que se desentiende sin piedad de los retoños para poder seguir floreciendo.

El autor es periodista y escritor
Entrevista en video disponible en http://vimeo.com/35383833 y en www.youtube.com/yolayelou

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