Por Luis Martin Gómez
Narrador y poeta, autor de La hiedra interior y Las ramas del viento
Iba disfrutando los textos de uno de los libros mejor escrito que he leído en los últimos tiempos y cuando terminé el que se titula Sobrevolando el cráter, páginas 93 a 95, debí ponerme en pie por la emoción. Luego me ganó ese sentimiento mezquino del artista que envidia la excelencia del otro y que se deja entrever en la pregunta: “¿Y por qué no fui yo quien hizo esa obra?”; tras lo cual, debí practicar unos ejercicios espirituales que me ayudaron a recuperar la calma y me devolvieron la esperanza de lograr alguna vez unas líneas similares a las escritas por Luis Toirac en su segundo libro Las ramas del viento.
LMG Tu amigo escritor residente en Chile Aldo Iván Rodríguez dice en el prólogo que tu libro es “ese momento irrepetible cuando miraste por una ventanilla (...) y viste eso que fue solamente para ti”; y el escritor y crítico José Alcántara Almánzar admitió en la puesta en circulación realizada en el Banco Central no estar seguro de si los textos que componen Las ramas del viento son cuento, relato o prosa poética; tú que eres el autor, ¿qué dices que son?
LT Si te soy sincero, ni yo estoy seguro de lo que son. Pero de esos comentarios generosos de Aldo Iván y de José se desprende una intención de narrar un evento, un rostro, una escena de una novela o de una película, que provoca una serie de sensaciones instantáneas que yo busco rescatar y transmitir. Creo que el libro es una mezcla porque tiene dos partes, la primera contiene narraciones, cuentos, microcuentos, y la segunda es propiamente prosa poética. En la primera parte, lo poético sucede, simplemente, no es algo intencional; en la segunda, en cambio, la poesía busca un lugar a través de la prosa.
Toirac es de la ‘escuadra’ de José Alcántara, una especie de Jack Veneno de la literatura, campeón de la bolita del mundo y el potecito de sangre, con un discipulado numeroso fruto de su largo ejercicio como profesor y de su excelente labor como animador literario a través del ahora legendario Círculo Literario de la Universidad INTEC. Se puede decir que Toirac formaría, junto a Pablo Jorge Mustonen y Aldo Iván Rodríguez, todos egresados del INTEC, un grupo (no articulado) con una estética similar, consecuencia de lecturas comunes, música escuchada en reuniones, y películas compartidas con pizzas y gaseosas.
LMG ¿Cómo influyó en tu decisión de ser escritor el haber pertenecido al Círculo Literario de INTEC liderado por José Alcántara?
LT Para mi tuvo una importancia capital porque ese mundo que se creó entorno a la literatura, integrado por compañeros de diferentes carreras, me sirvió para contrastar lecturas y textos, para disciplinarme, porque allí íbamos a disfrutar pero también había un método, un rigor (todos los que conocen a José Alcántara saben de lo que estoy hablando); recuerdo esa experiencia muy gratamente, porque hasta entonces yo había escrito algo en el bachillerato, había leído algunas cosas, especialmente ciencia ficción; pero asumir la literatura seriamente, empezar a escribir con criterio, como tuve la oportunidad de hacer en el círculo, me sirvió como zapata para el trabajo que he venido haciendo después en cuento y poesía.
Ya e’ le lía...
Igual que sus amigos Aldo Iván y Pablo Jorge, Luis Toirac tiene predilección por los epígrafes. Tanto los usó en Las ramas del viento, que al final del libro les dedicó tres páginas para traducirlos.
LT Debo reconocer que tengo esa manía. Pienso que los epígrafes son una clave para el texto. Muchos no son referentes literarios sino musicales, del rock de los 60 y 70, y operan como una llave que abre una puerta y marca el inicio a una próxima lectura. En algunos casos se trata de una complicidad con otro escritor o con alguien de la familia o un amigo; pueden ser citas de uno de mis hijos, o de mi esposa, o de un amigo cercano.
En su libro, Toirac incluye citas de Poe, Bradbury, Borges, Mishima, Rueda, Neruda... ninguna de las cuales logra superar a la anónima “ya e’ le lía...” Explícame.
LT Eso era lo que decía textualmente mi hijo Liam Ernesto cuando se levantaba en las mañanas, siendo pequeño. “Ya e’ le lía” significa “ya es de día” y quiere decir “hay que levantarse, qué hacemos acostados si ya salió el sol”, lo cual podía suceder a las cinco y cuarenticinco o a las seis de la mañana de un sábado o de un domingo. Y nada, que había que tirarse de la cama, para lo cual tuvimos que crear turnos, aunque a veces no había escapatoria, todos teníamos que levantarnos a jugar.
La poesía está presente en los textos de Toirac, casi siempre adrede, a veces subrepticiamente; también lo inesperado dentro de la cotidianidad, lo maravilloso que se cuela en la rutina, a la manera de Ray Bradbury, autor estadounidense a quien rinde homenaje, junto a George Orwell, en el texto Winston y Montag. ¿Te marcaron?
LT Uno quisiera estar influenciado por algunos autores. En mi caso, Poe, por ejemplo, y Bradbury, uno de cuyos libros: Fahrenheit 451, me hizo buscar otros libros y autores similares, como Un mundo feliz, de Aldous Huxley, y 1984, de George Orwell, razón por la cual ese cuento titulado Winston y Montag tiene un entramado entre los dos protagonistas de esas dos obras, Fahrenheit 451 y 1984. También me marcaron Cortázar, García Márquez, Borges, Bioy Casares, y Hermann Hesse, autor muy importante para mí que tiene muchos cuentos que me influyeron, no tanto por la técnica sino por los temas, por los personajes, que me dieron pautas de lo que había que hacer para mejorar el mundo.
Durante la entrevista, realizada en el segundo piso de librería Cuesta, Luis Toirac fue tejiendo con banditas de goma una red multicolor. Terminada la conversación, bajó riendo y dando saltos detrás de un zumbador que libaba en la portada de Las flores del mal, cinco pasillos más allá del área infantil donde unos niños hacían cosquillas a un unicornio.
El autor es periodista y escritor
Entrevista en video disponible en www.youtube.com/yolayelou
Entrevista en video disponible en www.youtube.com/yolayelou
1 comentario:
Me encantó la entrevista, Luís Martín, bueno con la capacidad de hacer excelentes preguntas y de escritor a escritor... no pudo ser mejor.No he leído su obra pero pude apreciar el texto que escogieron de su nuevo libro. Otra hilo conductor que me acercó al entrevistado son sus referentes, en especial Bradbury, a quien admiro y me fascina en inglés, no traducido. Este a su vez cita mucho a Virginia Woolf... Otro que no puedo dejar de mencionar y creo que fue referente de todos es Helmann Heisse. En fin, que me gustó mucho.
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