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martes, 25 de enero de 2022

Rey, el fotógrafo de Duarte

Próspero Rey, fotógrafo venezolano, ha entrado en la historia dominicana por haber tomado la única foto conocida del Padre de la Patria Juan Pablo Duarte. 


Próspero Rey, fotógrafo venezolano
           La imagen del patricio Juan Pablo Duarte habría sido tomada en 1873, en Caracas, Venezuela, según la ficha técnica del Archivo General de la Nación, y muestra a un hombre con expresión digna, serena, y al mismo tiempo, delgado, envejecido prematuramente por los efectos de las fiebres palúdicas y las terribles adversidades que tuvo que enfrentar durante casi toda su vida, la cual terminó discretamente en 1876, apenas tres años después de este registro gráfico.

            El retrato llegó a Santo Domingo en 1883 de manos del tío materno de Duarte, José Prudencio Díez, quien viajó al país para exponer ante el Congreso Nacional la situación calamitosa que afectaba a los hermanos Duarte sobrevivientes en Caracas: Rosa, Francisca y Manuel; para quienes solicitó una ayuda que les permitiera regresar a la patria que fundó Juan Pablo.

            La Gaceta Oficial número 453 del 17 de febrero de 1883 publica la nota en la que José Prudencio Díez informa al presidente del Ayuntamiento de Santo Domingo, A. Damirón, que el retrato de Duarte ha llegado a la ciudad en la goleta Leonor; también publica la nota en la que Damirón solicita al ministro de lo Interior y Policía pedir al Ministerio de Guerra y Marina instruir al jefe de puerto retirar de la goleta el retrato, mandado a copiar a Caracas por cuenta del ayuntamiento, “observando el mayor esmero, precaución y dilijencia (sic)”; así como la nota del ministro de Guerra y Marina dando cuenta de que ha impartido las instrucciones solicitadas. 

            El hecho no pasó desapercibido. Por ejemplo, el periódico El Eco de la Opinión, de febrero de 1883, celebró la llegada al país de la fotografía de Juan Pablo que sería exhibida en la sala capitular del Ayuntamiento de Santo Domingo, y abrió una suscripción popular para contribuir con el regreso al país de los hermanos Duarte.

            Pero la alegría no fue unánime. El historiador Orlando Inoa (2012) dice que la imagen del Duarte anciano y desmejorado no gustó mucho a los dominicanos de esa época, y que en cambio fue muy celebrado un retrato de Duarte joven pintado en 1887 por el artista Alejandro Bonilla en base a sus recuerdos del patricio, a quien había conocido, y tomando además como referencia una imagen de un monarca europeo con peinado y facciones parecidas a las del héroe dominicano.

            En su biografía novelada “Vida de Juan Pablo Duarte”, el historiador Pedro Troncoso Sánchez (1976) se refiere a la fotografía del patricio recreando un momento de la vida de los Duarte Diez en la Caracas de 1873 en el que Rosa Duarte habría animado a su insigne hermano a hacerse un retrato para la posteridad.

            —Levanta ese ánimo, Juan Pablo (...) Ten presente que la nueva generación dominicana te agradece tu obra de libertador y querrá conocer tu fisonomía- habría dicho Rosa; una recreación literaria que ha sido repetida posteriormente como un hecho histórico.

¿Daguerrotipo o ambrotipo?         

           

Próspero Rey en su taller

El lugar donde se hizo la foto a Duarte fue el “Salón de Cristal-Galería Fotográfica”, estudio fotográfico localizado en la Esquina de la Palma, Caracas, que Próspero Rey había inaugurado en 1858. Duarte habría posado para Rey entre las ocho y las once de la mañana, o bien entre la una y las tres y media de la tarde, horario en que funcionaba el estudio, de acuerdo a un anuncio publicado por el propio Rey en el periódico “El Independiente” el 16 de noviembre de 1863, según cita Manuel Barroso (1995) en su obra “Historia documentada de la fotografía en Venezuela”. El patricio habría pagado entre dos y siete pesos por la imagen, según la tarifa de Rey de la que dan cuenta Alejandro Salas y Esmeralda Niño (2005) en su “Diccionario biográfico de las artes visuales en Venezuela”.
 

            En su obra citada, Troncoso Sánchez señala que Próspero Rey era un fotógrafo español. Pero Manuel Barroso afirma en su mencionado libro que era francés, hijo de padres españoles. Mientras que Salas y Niño aseguran que Rey era venezolano, hijo de padre francés. También hay divergencias sobre el lugar y la fecha de nacimiento del fotógrafo. Mientras Barroso dice que nació en París en 1838, Salas y Niño sostienen que fue en Caracas en 1833.

            En lo que sí coinciden Barroso, Salas y Niño es en la opinión de que Próspero Rey fue uno de los grandes fotógrafos venezolanos del siglo XIX. Desarrolló con éxito el ambrotipo (imagen captada en una capa de colodión o nitrato de celulosa sobre soporte de vidrio), introducido en Venezuela por los fotógrafos Gaspar Lukaesy y John Lacombe, una técnica superior al daguerrotipo (imagen captada en una placa recubierta de plata).

            En un anuncio publicado en el periódico “El Independiente” del 22 de octubre de 1862, Rey asegura que el ambrotipo permite obtener retratos “con suavidad de tintas blancos perfectos, relieve, belleza de colorido. Las sombras que siempre han sido cortadas hoy son finas y van en degradación hasta perderse en los blancos de la imagen, formando un conjunto agradable y un brillo suave y sin exageración”.

            Si Rey fotografió a Duarte en 1873, entonces la técnica que habría usado fue la del ambrotipo, que ya empleaba desde 1862, y no la del daguerrotipo, nombre que se hizo genérico para las fotografías tomadas en esa época.

            Rey también introdujo en Venezuela las “cartas de visita”, especie de tarjetas de presentación personal con fotografías de pequeño formato. En 1872, participó en la Primera Exposición de Obras de Arte realizada en el Café del Ávila de Caracas, obteniendo comentarios elogiosos de la crítica; y en 1883, obras suyas fueron exhibidas en la Exposición Universal celebrada en Viena. Por sus aportes a la fotografía y la calidad de sus obras, recibió en 1877 la condecoración de la Medalla del Busto del Libertador Simón Bolívar.

            En el estudio fotográfico de Próspero Rey fueron retratados destacados políticos, militares, religiosos y artistas de la Venezuela del siglo XIX.  Pudiera pensarse que una figura reconocida y apreciada por los caraqueños de entonces como Juan Pablo Duarte eligiera a este destacado fotógrafo para tomarse la foto que felizmente ha llegado hasta nuestros días.

Licorista y fabricante de tintes para el pelo

            Además de haber sido un gran fotógrafo, Próspero Rey destacó como fabricante de licores y de tintes para el pelo. Barroso cita una crónica del periódico “La Opinión Nacional” del 26 de junio de 1875 en la que se lee: “Debemos al acreditado fotógrafo Próspero Rey un descubrimiento que hace honor a sus conocimientos químicos. Nos referimos a la maravillosa tinta de teñir el pelo que acaba de perfeccionar. Es cosa admirable. Un solo frasquito basta para la operación y el líquido no mancha la piel...”.

            Como licorista, creó la empresa “Próspero Rey y Compañía, Ron y Ginebra”, con la cual participó en la Exposición Nacional del Centenario de 1883, habiendo sido galardonado por sus licores y en especial por su ron.

            En lo familiar, Rey casó con Hercilia Rodríguez en 1862, con la que procreó a Próspero y Amalia. 

La foto de Duarte

Juan Pablo Duarte, 1873

El Archivo General de la Nación atesora la única foto conocida de Juan Pablo Duarte que tomara Próspero Rey. Le fue donada por los descendientes del Historiador Nacional José Gabriel García en 1974. Es pequeña. Mide apenas 15.9 cm. por 10 cm., es decir, 6.25 pulgadas por 3.94 pulgadas, y se conserva en estado regular, pese a tener alrededor de 150 años. La promesa publicitaria de Rey sobre sus retratos: “belleza de los negros, limpieza de los blancos, conjunto agradable (...) y no se pondrán amarillos”, sigue cumpliéndose y permitiéndonos que conozcamos la verdadera faz del dominicano más grande.

Referencias:

 Gaceta oficial n. 453, año X, 17 de febrero de 1883.

 Periódico El Eco de la Opinión, febrero de 1883.

Inoa, Orlando (2012): Juan Pablo Duarte. Su última batalla: Padre de la Patria. En Duarte revisitado (1813-2013), Colección del Banco Central de la República Dominicana, Santo Domingo.

Troncoso Sánchez, Pedro (1976): Vida de Juan Pablo Duarte, Colección Duartiana, volumen XI, Instituto Duartiano, Santo Domingo.

 Barroso, Manuel (1995): Historia documentada de la fotografía en Venezuela. Ediciones de la Presidencia de la República, Caracas.

Salas, Alejandro y Esmeralda Niño (2005): Diccionario biográfico de las artes visuales en Venezuela, Fundación Galería de Arte Nacional, Caracas.

El autor es periodista y escritor.

También disponible en:

Rey, el fotógrafo de Duarte - AlMomento.Net

Rey, el fotógrafo de Duarte: La única foto conocida del patricio (hoy.com.do)

Rey, el fotógrafo de Duarte (diariodigitaldominicano.com)




lunes, 26 de enero de 2015

Duarte y dos poemas reveladores

                                   Por Luis Martin Gómez

Entrada a Achaguas, Apure, Venezuela

(Fotografias de Luis Jorge Gómez)

La poesia, esa desquiciada, es la que hasta el  momento revela con más fuerza la presencia del Padre de la Patria dominicana, Juan Pablo Duarte, en Apure, Venezuela.  La poesia de Duarte y no los documentos legales y eclesiales sobre él que fueron rastreados infructuosamente por el historiador dominicano Roberto Marte, enviado en 1985 a Venezuela por el Banco Central de la República Dominicana para investigar más a fondo la vida del Patricio en en ese país, misión en la que recibió la ayuda del periodista venezolano Luis Cordero, Relacionista Público del Banco Central de Venezuela en ese entonces, y de Argenis Méndez Echenique, historiador venezolano y actual cronista de Apure.

Uno de los poemas que sitúa a Duarte en el inmenso llano del suroeste venezolano es “Súplica”, el único amoroso rescatado hasta ahora de la dispersa poesia duartiana,  y que, según el historiador dominicano Pedro Troncoso Sánchez, en su biografia novelada “Vida de Juan Pablo Duarte” (1), habría sido inspirado “por una beldad apureña que fue capaz de apartarlo un tanto de su monacal comportamiento”. Duarte escribió:

“Si amorosos me vieran tus ojos

acabarían mis penas en bien
pues quitaras así de mi sien

la corona que ciñe de abrojos.

Y a mi pecho volvieras la calma
que otro tiempo gozó placentero
y hoy le niega el destino severo
insensible a las penas del alma...” (Fragmento)

El otro poema es una elegia que Juan Pablo Duarte leyó en las honras fúnebres a Marcelino Muñoz, hombre notable de Achaguas y gran amigo y protector del Patricio durante los casi diez años que se estima vivió en ese municipio de Apure. Duarte leyó:

“Dígalo, ay!, sino la augusta sombra
que ya la tumba para siempre esconde
de aquel que en vano nuestros labios nombra
de a quien llamamos y que no responde.

De honor dechado y de virtud modelo
llamóle suyo aquese mundo impío
y el cielo dijo, sin piedad, sin duelo,
con voz tremenda “Marcelino es mío”.

Y oyó aquel fallo, y sin gemir doliente,
con faz tranquila, religioso y pío
adiós nos dijo con serena frente
aquel que fuera del Apure el brío…” (Fragmento)

Busto de Duarte en Achaguas
Ambos poemas permiten situar a Duarte en el Apure, o más bien, confirman lo dictado por él mismo a su hermana Rosa para sus fundamentales “Apuntes...” (2): “Por gratitud a él (Padre Juan Bautista Sangenis) me avecindé en el Apure”. La elegía, sin embargo, es prueba más contundente de la presencia de Duarte en Achaguas, pues figura en el folleto “Honores póstumos del Señor Marcelino Muñoz”, editado en 1856 y considerado el primer impreso de Apure. Argenis Méndez Echenique lo descubrió en la Biblioteca Nacional de Venezuela y lo incorporó integro, en formato facsimilar, en su obra “Aportes a una bibliografía sobre el Estado Apure” (3).
Estudiante de Achaguas
El otro poema, “Súplica”, es menos probatorio de los pasos del Patricio por el Apure y podría tratarse de una inferencia de Troncoso Sánchez en esa “interpretación viva del pasado”, al decir de Pedro Henriquez Ureña, que es su “Vida de Juan Pablo Duarte”.  Ciertamente, el poema, en el que Duarte promete amor a una mujer que se le muestra indiferente y manifiesta su esperanza en que su correspondencia le ayudará a sobrellevar la carga de sufrimiento que el destino le ha impuesto, no parece haber sido escrito en Santo Domingo, donde el Padre de la Patria apenas tuvo tiempo de disfrutar los logros de su labor revolucionaria; pero sí pudo haber sido compuesto en cualquier otro lugar de su extenso peregrinaje de 30 años, luego de su condena a muerte y destierro a perpetuidad de la patria que acababa de fundar, que lo llevó por Hamburgo, Saint Thomas, Caracas y los poblados a orillas del Orinoco y Río Negro en la amazonia venezolana. De manera que la mujer de sus desvelos  pudo ser tanto una apureña como una alemana, una caraqueña o una sancarleña (si finalmente es cierto que Duarte penetró hasta San Carlos de Río Negro, poblado fronterizo con Brasil y Colombia, hecho que pone en duda la antropóloga Cecilia Ayala, sobrina-tataranieta de Juan Pablo Duarte, en su ensayo “Duarte y la leyenda de San Carlos de Río Negro” (4).

Lo que no encontró Roberto Marte en los archivos públicos y eclesiales de San Fernando, San Juan de Payara, el Paso Arauca, Achaguas y sus alrededores (5); lo que imaginó Troncoso Sánchez en su recreación de la vida de Duarte; el vacío “inhistórico” creado por la parquedad del testimonio del mismo Duarte, y la destrucción por el fuego de sus apuntes de viaje; lo reveló, de manera insospechada, la poesía.

Río Matiyure, Achaguas
Parece que tenía que ser así. Esa planicie inconmensurable que son los llanos venezolanos, esa “tierra de más lejos que más nunca” (6) que retuvo por unos diez años a Duarte, en ocasiones sólo permite hablar a través de la literatura.

El autor es periodista y escritor



Referencias:
  1.  Pedro Troncoso Sánchez: Vida de Juan Pablo Duarte. Instituto Duartiano, Santo Domingo, 1980, segunda edición.
  2. Apuntes de Rosa Duarte: Archivo y versos de Juan Pablo Duarte. Secretaría de Estado de Educación, Santo Domingo, 1994, segunda edición.
  3. Argenis Méndez Echenique: Aportes a una bibliografía sobre el Estado de Apure. San Fernando de Apure, 1979.
  4. Cecilia Ayala Lafée: Juan Pablo Duarte en la Venezuela del siglo XIX: historia y leyenda. Colección Banco Central de la República Dominicana, Santo Domingo, 2014.
  5. Roberto Marte y Luis Cordero: Juan Pablo Duarte y la Venezuela de su época. Colección del Banco Central de la República Dominicana, Santo Domingo, 1987.
  6. La palabra Apure sería una derivación de una voz indígena con ese significado, según Argenis Méndez Echenique. 
Fotografías:

  1. Entrada a Achaguas, municipio del Estado Apure, Venezuela, donde Juan Pablo Duarte habría vivido alrededor de diez años.
  2. Busto del Patricio dominicano Juan Pablo Duarte en el bulevar del municipio de Achaguas, Estado Apure, Venezuela.
  3. Estudiante en la Plaza Bolívar, Achaguas, Venezuela.
  4. Río Matiyure, Achaguas, Venezuela.